Gilbert Briggs, que fundó Wharfedale en 1932, hizo de su empresa uno de los fabricantes de altavoces más famosos del mundo concentrándose en la calidad y la relación calidad-precio. El Wharfedale Denton era el ejemplo de ambas disposiciones, equilibrando una buena mano de obra, una calidad de sonido natural y la asequibilidad en un compacto altavoz que fue adquirido a millones por todo el mundo.